Tengo la tranquilidad de que no tengo miedo. Hoy una chica me dijo que vivía con miedo a sufrir, a conocer a alguien la hiciese daño. Sin embargo, lo que me clavó en el sitio no fue que me lo dijese, sino que no era la primera vez que lo escuchaba…

La vida es un reloj de arena, y cada día es un grano. Cada día que pasa que no hemos aprovechado como si fuese el último, que no hemos aprendido algo es un día perdido. Pero, ¿cómo podemos vivir sin mirar atrás, sin miedo a cruzar la cuerda floja que nos propone la vida?

Caballeros, yo, hoy, puedo afirmar que camino sin congoja porque soy consciente de que la realidad es positiva. ¿Cuántas veces hemos planeado al detalle algo y las circunstancias que nos ofrece la vida resultan ser completamente distintas? Todos los días… y tan solo podemos responder a las circunstancias de un modo u otro, he ahí la libertad. ¿ Y cuando la gente habla de enfermedades, la muerte o las catástrofes? También he sufrido alguna… pero si se nos da es para nuestro bien, para que elijamos, vivamos y crezcamos. Cada uno sabrás, pero nada debe dejarnos indiferentes, nada nos debe hundir, porque en el momento en el que tomamos conciencia de que la realidad es una única, inexorable y dada podemos darnos cuenta del regalo que es en sí la vida, de lo que supone tener una familia que te adore, una novia que lo quiera dar todo por ti o la capacidad de entender y apreciar todo lo que nos rodea y la belleza que contiene. Todo esto es positivo, es dado, y no debe pasar un día en que lo demos por sentado.

 

J. G. Manzano